Ideota: Fran Sedevich.

martes, 3 de septiembre de 2013

Infidelidad en el 104

A ver si me acuerdo cómo se hacía ésto.


Luego de un amplio período al que podríamos llamar de "hibernación" (ya que justamente coincidió con la parte más fría del año), vuelvo a mi hogar virtual, mi rinconcito de luz de la pelotudez. Mi Anecdo-otario ♥

Vuelvo porque ésto no puede permanecer como desconocido.

Vuelvo porque ya he visto tantas cosas en mi vida que pensé que casi nada me sorprendía.

Hasta que transcurrieron los hechos que voy a relatar hoy.

Éstas cosas seguro pasan todos los días y más de lo que nosotros nos imaginamos. Sí, seguramente. Lo que me dejó atónito fue la naturaleza de los hechos y que yo estuviera ahí. ÚNICO testigo para presenciar toda la secuencia.

Buóh, pará con el suspenso, Clancy.

Listo, arranco con la anécdota 100% verídica que presencié el pasado lunes 2 de setiembre de 2013 entre las 18 y 19hs.

Infidelidad en el 104.

Era una tarde primaveral hermosa, sí. Pero no dejaba de ser lunes.

Ahí estaba yo, con el 80% activo de mi cara de orto de todos los lunes. Solamente 80 porque eran las 6 de la tarde y ya estaba volviendo de la facultad. Por lo que se puede decir que mi mente desplaza un poco (el 20%) de la amargura que significa ir a clases un lunes y ya sólo se concentra en la amargura que representa recordar todo lo que falta para el viernes (80%).

Cuatro colectivos son los que me llevan de mi casa a la facultad y viceversa. El 103, 104, 105 y 106. De los cuatro, el 104 es el que más rápido me lleva. 105 y 106 demoran unos minutos más, y el 103 te lleva a Disney y Marruecos antes de dejarte en tu casa.

Por suerte me tomé el 104, por unos segundos digamos que mi cara de orto bajó a 78%, pero después de ver LO LLENO que iba el colectivo, no tardó en volver a 80.

Y así viajamos hasta el centro, donde se baja la mayoría de la gente y quedamos sólo unos pocos. Mientras el colectivo va de la facultad al centro no podés pensar. Las únicas ideas que se te cruzan por la cabeza son:

Salí de al lado mío
Andá más allá
Correme la verga de la pierna, master
Qué olor a chivo
Quién se cagó?
Flaco tenés 28 años no podés usar más el perfume PIBE'S

Llegamos al centro. Se baja el 70% de la gente (hoy estoy matemático, cuando tendría que haber estado matemático todos los años que me llevé esa puta materia en el secundario).

Al fin me puedo sentar. Busco un asiento individual, OBVIO, y ahora sí, intento concentrarme en mis pensamientos.

Imposible. Un grupo de paspados y paspadas que claramente estudian juntos, se sientan rodeándome a hablar de pelotudeces de su carrera, que no es la misma que la mía y que tampoco me importaría escuchar si así lo fuera. 

Me pongo a analizarlos, o a discriminarlos, algo así. Son 6. Para lo que viene necesito un dibujo. Es decir como necesitar no necesito pero ES MI BLOG Y ME GUSTA HACER DIBUJITOS EN EL PAINT.



Bueno. Ahí está. Como verán estoy EN EL MEDIO de todos y escucho todas las boludeces que hablan. Al lado mío están sentados un varón (pasillo) y una mujer (ventanilla) que aparentan ser pareja. Van de la mano, a los besos y esas pelotudeces que hace uno en público cuando lo arrancaron verde del árbol (por eso la tonalidad en el dibujo).

Los círculos celestes son irrelevantes. Hay dos pelotudas adelante de la pareja gritando boludeces que tienen que ver con zapatos y carteras y atrás mío un plantín que casi ni habló durante todo el viaje.

El sujeto delante mío, "Pablo", como escucho que lo llaman constantemente, parece el más amigo de todos. Constantemente bromea y parece agradar a sus compañeros (a mi no, yo lo quiero tirar del colectivo en movimiento). Demuestra una amistad un poco más cercana con el varón de la pareja. Con quién recuerdan cosas del fin de semana y ríen.

Concluyo en que me parecen todos unos boludos y me pongo los auriculares, dejando de prestarles atención.

Cuando veo que estamos llegando a la parada donde me tengo que bajar. Me acerco a la puerta a tocar el timbre. Para mi sorpresa, "Pablo" ya se paró, antes que yo, y está tocando el timbre para avisar al colectivero que frene o nos tiramos. Yo, por lo menos.

El colectivero frena y ahí se levanta la señorita de verde claro (en el dibujo, en la vida real no sé qué garcha estaba vistiendo). Saluda a su novio con un beso cuasi baboso, a sus dos amigas sentadas adelante y riega al plantín. No, mentira, lo saluda también. "Pablo" la deja bajar primero, como gran caballero. Hace un "saludo general" a todos sus COMPAS ah, y baja.

Atrás bajo yo, a quien todo este teatrito le pareció interminable y no veía la hora de bajarme de ahí.

Cuando me bajo, busco en mi bolso la llave de mi casa y, cuando levanto la cabeza de nuevo. Veo que venía caminando detrás de estos dos sujetos, es decir, la señorita verdeclaro y "Pablo". Les voy a hacer otro dibujo :D


Cuando los miro puedo observar que "Pablo" seguía con sus ojos puestos en el colectivo, que se iba alejando de a poco.

En el momento en que el colectivo desaparece por la esquina, pasa lo groso.

Pablo, así como automáticamente, agarra a la chaboncita (que tenía cara de pobrecita, de tímida, de plantín ah) de los brazos, la apoya contra la pared (pero románticamente, no así) y ella SONRÍE. Sonrisa de putita, claro. Y empiezan a chapar desaforadamente! EN LA PUERTA DE UNA ESCUELA PRIMARIA.

En este momento yo tengo ESTA CARA. Pero no puedo dejar de caminar y quedarme viendo. Así que sigo hacia mi casa, completamente aturdido, sobrepasado por la situación.

Hoy me desperté y dije. No, ésto no puede quedar así.

Por lo tanto acá, en Anecdotario, como somos fieles buscadores de la justicia, tenemos el siguiente mensaje:

Flaco, si tenés un "amigo" que se llama Pablo y volvés con tu novia en el 104 de la facultad los lunes, rescatate. Podrías ser el circulito verde oscuro.

Ya vieron como es, de ser el circulito verde oscuro y de la muerte, nadie se salva.

Nos vimo' en Disney!

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